Los colibríes son aves de tamaño pequeño, con patas diminutas y picos y alas largas. Son capaces de volar de manera ágil (en todas direcciones, en reversa y suspendidos en vuelo) y veloz (entre 80 y 200 aleteos por segundo). Se alimentan del néctar de las plantas con flor; éstas lo producen para atraerlos, ya que estas aves les ayudan a realizar su reproducción sexual transportando el polen (gameto masculino) hacia el ovario, con lo que se producen los frutos y semillas, en los que se encuentra el embrión de la nueva planta

Colibrí bebiendo de un Filigre™ Cinnabar

América es el continente de los colibríes. No existen en ningún otro lugar del mundo y en México tenemos 58 de las alrededor de 330 especies que se conocen. De estas 58, 13 se distribuyen exclusivamente en el país. Un ejemplo es la Coqueta de Atoyac (Lophornis brachylophus), cuya distribución se restringe a 40 km2 de los bosques templados de la Sierra de Atoyac de Álvarez, Guerrero. Asimismo, tenemos especies migratorias que se reproducen en Estados Unidos y Canadá y vienen a pasar el invierno a México, como el Zumbador Canelo (Selasphorus rufus) o el Zumbador de Allen (Selasphorus sasin), aves de cerca de 3 gramos de peso que vuelan alrededor de 5000 km en sus migraciones anuales.

Importancia ecológica

Los colibríes se consideran las aves polinizadoras más importantes de América; esto se debe tanto a su abundancia como al alto número de plantas que visitan.

Son importantes polinizadores de especies de los bosques templados de pino, pino-encino y mesófilos de montaña de México, en los que se concentra una gran biodiversidad. Polinizan especies de plantas como las del género Salvia (conocidas popularmente como lavandas), del género Fuchsia (conocidas como aretillos) así como de algunas epífitas como las orquídeas y bromelias. Su relación con las orquídeas incluso la retrata el conocido libro Colibríes y orquídeas de México de Fernando Montes de Oca, que se puede encontrar en varias bibliotecas de la UNAM.

Importancia cultural

Además del indudable valor de estas especies para los ecosistemas, en la cultura mexicana los colibríes representan a dioses como Huitzilopochtli, dios mexica de la guerra, cuyo nombre significa “colibrí zurdo”. Entre los mayas se les asocia con los transportadores y acompañantes de las almas de los guerreros muertos en su viaje hacia el Sol. Este doble papel reconocido por las culturas originarias tiene que ver, por un lado, con la función ecológica que tienen como polinizadores, ya que posibilitan la reproducción sexual de las plantas (por lo cual se les asocia con el amor y la fecundidad) y, por otro lado, con su comportamiento al alimentarse, ya que muchos colibríes defienden de manera aguerrida sus flores contra individuos tanto de su especie como de otras especies. Esto último puede relacionarse con el papel de guerreros que se les ha atribuido en diversas culturas. En la actualidad se les asocia con la buena suerte, el amor y los buenos deseos, lo cual pone mucha presión en las poblaciones naturales porque la gente busca animales muertos para elaborar pócimas y amuletos que no tienen ningún poder y sólo ponen en peligro a las especies que se capturan para ello.

Conservación de los colibríes

Colibrí bebiendo de un Dew•Drop® Carnival

Las actividades humanas han causado el deterioro de los ecosistemas, y esto ha exterminado a algunas de las especies originales y reducido la distribución de otras. En el caso de procesos vitales como la polinización, el que desaparezca una de las partes involucradas (sea la planta o el polinizador) causa el desacoplamiento de la interacción e inicia una reacción en cadena que repercute directamente en la reproducción de las plantas y en la sobrevivencia del polinizador, lo que al final tiene un impacto directo sobre el funcionamiento, la conservación y el mantenimiento de los ecosistemas.

Las especies de colibríes que se han considerado amenazadas son aquellas cuya distribución está restringida; los cambios en el hábitat —asociados a la deforestación y al avance de la frontera agrícola y ganadera— son las principales amenazas para ellos. Si bien es cierto que los colibríes también pueden estar en ambientes urbanos porque se alimentan de las flores de los jardines, huertos y parques, su reproducción generalmente sucede en los bosques aledaños a las ciudades.

A lo largo de la historia, se ha atrapado a los colibríes para recolectar sus plumas y con ellas adornar accesorios: penachos y collares en las culturas originarias, o sombreros, aretes y collares en la actualidad. Recientemente, se encontró un ávido comercio de una gran cantidad de colibríes momificados que se venden como amuletos para el amor, junto con pócimas con las que —según la gente que los comercializa— se aseguran la atracción y la fidelidad del ser amado. Es muy importante señalar que toda la mitología y las creencias que asocian a estos animales con la buena suerte y la fecundidad tienen que ver con su papel en la naturaleza y su vida en libertad. La creencia de que transportan los buenos pensamientos del mundo de los muertos al reino de los vivos se deriva también de su capacidad de vuelo. Debemos desalentar el uso de colibríes muertos como amuletos, ya que es claro que esto no sirve ni para atraer la buena suerte ni para mejorar las relaciones amorosas entre las personas. Todas las leyendas asociadas a estos animales evocan colibríes vivos, volando en libertad.

Atrayendo colibríes

 

Colibrí bebiendo de un Dew•Drop® Red

Atraer a estas aves a las casas para observarlas y disfrutar de su belleza y sus buenos augurios es, por lo tanto, la mejor opción. En las ciudades, el uso de bebederos artificiales puede ayudar a atraer a los colibríes a las ventanas, patios y jardines. Es una forma de suplementar el alimento que les hemos quitado al destruir su ambiente y sustituirlo por desarrollos urbanos. Es importante destacar que los bebederos deben llenarse únicamente con agua con azúcar de mesa al 20% de concentración, es decir, cuatro porciones de agua por una de azúcar. El néctar que se vende comercialmente es solamente azúcar pintada de rojo. La pintura puede afectar negativamente a los colibríes, causándoles diversos malestares. Por ejemplo, la FDA (siglas en inglés de Food and Drug Administration) ha reconocido que algunos colorantes rojos pueden provocar cáncer en los animales. Es cierto que el color rojo ayuda a que los colibríes detecten los bebederos más rápido y los visiten con mayor frecuencia, pero para lograr esto basta con que el bebedero sea rojo.

En zonas suburbanas o naturales no es conveniente usar bebederos, porque su presencia desalienta a los colibríes de visitar las flores, y ello puede causar una disminución en la reproducción de las plantas. La mejor opción en cualquiera de las condiciones es sembrar las plantas que los colibríes usan, hacer jardines para ellos y así restaurar parte del hábitat perdido.

¿Qué es un jardín para colibríes?

En 2016, en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, diseñaron un jardín para colibríes que, hasta la fecha, funciona como un proyecto piloto que proporciona información para poder hacer nuevos y mejores jardines en otros sitios, así como para describir los patrones de comportamiento de los colibríes al visitar diferentes plantas. Al diseñar este jardín, los estudiantes y María del Coro Arizmendi cuidaron que el espacio asignado tuviera plantas que les proporcionaran comida, agua y refugio. Las especies de árboles, hierbas y arbustos se seleccionaron porque son especialmente atractivas para ellos. Las plantas de alimento se caracterizan porque producen néctar, una cualidad crucial debido a que es el principal alimento de los colibríes. También es indispensable que estén protegidos y que cuenten con refugio, por lo que todo jardín que los atraiga debe tener árboles o arbustos en los que puedan hacer sus nidos o descansar. Adicionalmente, las fuentes de agua son un recurso necesario, por lo cual debe considerarse incluir estanques o fuentes cuando se diseña uno de estos jardines.

¿Qué plantas debo usar?

Los colibríes prefieren flores tubulares, rojas, rosas y naranjas, aunque también los atraen las flores de cualquier forma, siempre que sean de color naranja o rosa. Las mejores plantas son las locales, ya que al utilizarlas se reducen los costos asociados a su cuidado y mantenimiento (una planta nativa demanda menos agua y se acopla a los ciclos naturales del lugar). Entre estas plantas tenemos a las lavandas (Salvia spp.), los aretillos (Fucshia spp.), los cepillos (Calliandra spp.), los colorines (Erythrina spp.), algunos nopales como el Opuntia cochenillifera y Nopalea karwinskiana, la espinosilla (Loeselia mexicana), y las diferentes especies de Echeveria y Penstemon, por mencionar sólo algunas. Todas ellas están entre las plantas preferidas de los colibríes.

Como se menciona antes, al hacer un jardín lo mejor es seleccionar plantas nativas, y que además florezcan de manera secuencial; es decir, que vayan floreciendo a todo lo largo del año, para que los colibríes tengan alimento siempre. También es conveniente que las plantas escogidas tengan diferentes alturas, para ofrecerles un hábitat más variado y heterogéneo.

El jardín puede ser tan grande como el espacio lo permita, pero también puede hacerse hasta en una pequeña maceta. Si se utilizan flores de diversos tipos, éstas pueden funcionar para atraer a otros polinizadores, como mariposas, abejas y abejorros, con lo cual podremos ayudar aun más a la conservación de este proceso tan importante para la naturaleza y para nuestro bienestar. (Arizmendi, 2018)

 

Para saber más

 

 

Arizmendi, M. (28 de Septiembre de 2018). COLIBRÍES: GEMAS DE LA NATURALEZA. Ecología UNAM
http://web.ecologia.unam.mx/oikos3.0/index.php/articulos/sostenibilidad-cdmx/381-colibries